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Invocación de Fijman.


Escribe Nestor Ventaja. Periodista y Poeta

En el camino mas alto y mas desierto, Yo soy Fijman propone una puesta en acto del sentir vital y el pensamiento del poeta. En una sala sin escenario, instalados en mesas de bar y con las copas en alto, actores y público, brindan por la poesía.

Al abrigo de una guitarra compañera, Yo soy Fijman, va y viene de la teatralidad del poema recitado a la luz de una vela, al coloquialismo de un relato que explicita los por qué y los cómo de la obra. Clima y contra clima. Identificación y distanciamiento.

La puesta expone a Fijman y se expone. Fijman era intolerable para su época, su carácter de judío converso, su convencimiento de encarnar al Cristo Rojo y su pasión desmesurada por el poema lo condenaron a la tumba del encierro. No son pocos 30 años en el Borda.

Vicente Zito Lema fue, en términos de la prosaica y poética realidad, capaz de penetrar en las profundidades de Fijman. Quien lo rescató del hospicio, del olvido, lo representa y se representa desangrando anécdotas y poemas en los extremos de su propia voz.

Cada uno de los actores se calza y se descalza el traje, la piel del otro, para ponerle el cuerpo al imaginario, iluminado y críptico del poeta. Poseídos por Fijman susurran o gritan, dialogan o reflexionan, disparan verdades como expulsadas de las entrañas de la noche. Componen el universo de un Fijman persona-personaje, que por momentos parece, observar todo desde la obscuridad del silencio, enarbolando su beatífica o diabólica sonrisa.

Yo soy Fijman no escenifica una etapa o un momento de su vida; la apuesta es de otro tenor. La apuesta consiste en ser atravesados por la palabra, la filosofía y el humor ácido y corrosivo del poeta. Es sentir con él la dictadura de una sociedad que lo sentenció al hospicio, intuir la belleza liberadora de sus versos y alentar la exasparente rebeldía de un poeta que supo decir:

Se acerca Dios en pilchas de loquero,

y ahorca mi gañote

con sus enormes manos sarmentosas;

y mi canto se enrosca en el desierto.

¡Piedad!

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El equipo

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El Canto del Cisne

Demencia:
El camino más alto y más desierto.
Oficios de las máscaras absurdas; pero tan humanas.
Roncan los extravíos;
Tosen las muecas
Y descargan sus golpes
Afónicas lamentaciones.
Semblantes inflados;
Dilatación vidriosa de los ojos
En el camino más alto y más desierto.

Se erizan los cabellos del espanto.

La mucha luz alaba su inocencia.

Cuerdas de los silencios más eternos.

Me hago la señal de la cruz a pesar de ser judío.
¿A quien llamar?
¿ A quien llamar desde el camino
tan alto y tan desierto?

Se acerca Dios en pilchas de loquero,
Y ahorca mi gañote
Con sus enormes manos sarmentosas;
Y mi canto se enrosca en el desierto.

¡Piedad!